LA BOLA DE FUEGO

Es una de las creencias más populares del llano, podría decirse que no existe un llanero que no hay escuchado hablar sobre este fenómeno sobrenatural.

Es una luz que se desplaza a lo largo de la sabana, comienza siendo muy tenue y se va agrandando tomando forma de una circunferencia enorme que llega a cubrir a quien está observando. A medida que se va acercando se le pueden distinguir los ojos, la boca y las otras partes del cuerpo, y finamente se vislumbra como si fuera un esqueleto humano.

Hay personas que incluso aseguran haber visto dos bolas de fuego correteando juntas por encima de los montes y llegar a la copa de las palmas reales o de las palmas de corozo y prenderles candela. Esto sucede a menudo en el verano y sobre todo en Semana Santa.

Diversas versiones se han tejido en torno a este espanto. Unos dicen que fue un obispo que cometió un pecado mortal y no se confesó por vergüenza o por orgullo y anda en pena; otros aseguran que fueron dos madres que se pelearon y se lanzaron maldiciones. Pero también existen quienes dicen que es el espíritu de una mujer la cual fue mala hija y hay quienes creen simplemente que son espíritus en pena deambulando errantes por el llano.

Aún más actualizados algunos, dicen que son gases de la tierra que cada año se evaporan debido a los tesoros de morrocotas que fueron enterradas desde la época de los Jesuitas.

Por otra parte, el testimonio oral de don Plinio Martínez, supone que son múltiples luciérnagas agrupadas conformando una destellante bola de fuego. Cuando a alguien se le aparezca la bola de fuego, no debe rezarle sino maldecirla porque lo que ella desea oír es oración que le dé el perdón a su pecado y le regale un poco de sosiego a su atormentado espíritu. (Suárez, 1998).